viernes, 29 de abril de 2011

Liliana Ancalao



poema del mameluco

el mameluco de mi viejo espera jubilarse
por el resfrío crónico del pozo
y el dolor de las espaldas

tiene el talle del cansancio en la garganta
el salario ajustado en la cintura
y guarda un corazón de estopa en el bolsillo

es un guerrero de cielo desgastado
tiempo de flor con la investidura de una roca
una protesta de sueño apresurado
por el turno: ese tirano

cuando este mameluco se une a otro
de dos despojos se hace un alma
y los pasos que caminan juntos
caminaron solos mientras yo dormía

cada mancha es un grito de impaciencia
de petróleo que amanece de pobreza
son frentes amplias son banderas
caliente la mirada por saberse limpios
mamelucos postergados pero enteros

mameluco
es una arruga de asombro por la luna
tenso el brazo el bolsito de la vianda
el paso duro

por no aflojarle a la vida
viejo
no aflojarle



Liliana Ancalao
De ”Tejido con lana cruda” - Editorial “el suri porfiado”



Poeta, escritora y educadora nacida en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut (1961). Profesora de Letras, integra el grupo universitario de investigación de mapuzungun -idioma originario mapuche- y da talleres de enseñanza del mismo. Integra la comunidad mapuche-tehuelche Ñankulawen. Coordinadora de talleres literarios, también es organizadora de recitales de música y poesía con el grupo Arte Popular en los Barrios. Su poética, de un profundo conocimiento del alma mapuche, es una voz reinvidicativa de la lucha de los pueblos originarios.
Es autora del poemario: "Tejido con lana cruda" (2001) e “Inchiú” (2006, Campaña Nacional de Lectura). Su obra ha sido incluida en las antologías: “Taller de escritores: lenguas indígenas de América” (1997, Temuco, Chile) y “La memoria iluminada. Poesía mapuche contemporánea” (2007, Málaga, España

miércoles, 27 de abril de 2011

Juan José Millás




La velocidad del sonido
“cuento breve”


Si te asomas a la ventana y gritas un hola, ese hola viaja por el aire a 340 metros por segundo y llega a Nueva York antes que un Jumbo. La particularidad del Concorde es que iba a mayor velocidad que el sonido. Volaba más deprisa que el hola, sólo que con 100 personas dentro. Y cuando el avión rompía la barrera del sonido, se oía en la cabina de pasajeros un portazo, como si el avión hubiera entrado en otra dimensión. Y así era. Ir más deprisa que las palabras tiene su mérito. Además, si partías de París a las diez, llegabas a Nueva York a las siete o las ocho del mismo día, es decir, dos o tres horas antes de haber salido. Esto es lo más parecido a una experiencia extracorpórea. Poca gente tiene en vida una oportunidad semejante de permanecer fuera de sí mismo.
El otro día se cayó un Concorde y todos nos quedamos perplejos, como si se nos hubiera caído la cometa de colores de la infancia. O como si hubera caído a nuestros pies un hola lanzado a la velocidad del sonido. Lo cierto es que es cada día se caen infinidad de holas y de adioses, pero no salen en el telediario porque no los vemos estrellarse contra el suelo. En la dimensión del sonido también hay, pues, problemas mecánicos, aunque no se nos hubiera caído ningún Concorde hasta el momento. Llegar a Nueva York antes de haber salido de París tiene sus ventajas, pero tiene también sus riesgos. Hasta ahora sólo le habíamos visto las ventajas.
Uno se pregunta por qué, si el sonido viaja a la velocidad del sonido, como es lógico, la gente no se entiende mejor. A veces, pides algo a la persona que tienes al lado y no te lo da sino muchos años más tarde, cuando los viajeros del Concorde han ido y venido mil veces de París a Nueva York y vuelta. Es más fácil que te traigan un frasco de melatonina de Nueva York que una caja de aspirinas del cuarto de baño. Las aspirinas tienes que ir a buscarlas tú y a veces te da un infarto en el pasillo. Al Concorde le dio un infarto en el pasillo aéreo, pero fue una excepción.
Se caen más las palabras que los aviones, sobre todo cuando las palabras transportan juramentos o promesas de amor.



Juan José Millás
Valencia, 1946 Escritor español.

lunes, 25 de abril de 2011

Malcolm Lowry



Delirium en Vera Cruz


¿Dónde se ha ido la ternura? Le preguntó al espejo
Del hotel Biltmore, habitación 216. Ay,
¿Puede ser que su reflejo se apoyase, también, contra el cristal
preguntando dónde me perdí, dentro de qué horror?
Y ahora me mira con espanto
detrás de tu barrera frágil y ladeada? La ternura
Estuvo aquí, en este refugio, en éste
Lugar; vio tu figura, escuchó tus lamentos.

¿Dónde está el error? Soy esa imagen temeraria y dividida?
¿Es el fantasma del amor lo que reflejas?

Ahora en segundo plano tequila, colillas, cuellos sucios
Perborato de sodio y una página garabateada
Para los muertos, el teléfono desconectado?
Rompió todos los espejos de la habitación. Factura 50 dolares.



Felicidad

Montañas azules con nieve y fría agua azul tumultuosa,
Un cielo tormentoso lleno de estrellas encendiéndose
Y Venus y la luna menguante al amanecer
Gaviotas siguiendo una lancha contra el viento,
Los árboles con ramas enraizadas en el aire
Sentado al sol del mediodía junto a la furiosa
Sombra humeante de la chimenea de la cabaña
Las águilas volando a favor del viento,
Las golondrinas de mar impulsadas por las ráfagas,
Una marca nueva de tabaco a las once,
Y mi amor que regresa en el autobús de las cuatro
-Dios mío, ¿por qué nos has dado todo esto?



Malcolm Lowry
Poeta y novelista inglés nacido el 28 de julio de 1909 en Birkenhead aunque posteriormente adquiriría la nacionalidad canadiense. Progresivamente alcoholizado, transformó sus obsesiones en materia de una brillante obra literaria, influida por Melville y por Joyce.
Falleció el 26 de junio de 1957 en Sussex, Inglaterra

sábado, 23 de abril de 2011

Atahualpa Yupanqui




El arriero

En las arenas bailan los remolinos,
el sol juega en el brillo del pedregal,
y prendido a la magia de los caminos,
el arriero va, el arriero va.

Es bandera de niebla su poncho al viento,
lo saludan las flautas del pajonal,
y animando la tropa por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.

Las penas y las vaquitas
se van par la misma senda.
Las penas son de nosotros,
las vaquitas son ajenas.

Un degüello de soles muestra la tarde,
se han dormido las luces del pedregal,
y animando la tropa, dale que dale,
el arriero va, el arriero va.

Amalaya la noche traiga un recuerdo
que haga menos peso mi soledad.
Como sombra en la sombra por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.



Atahualpa Yupanqui
seudónimo de Héctor Roberto Chavero (Pergamino, Argentina; 22 de enero de 1908 - París, Francia; 23 de mayo de 1992)

"No sé soy creyente; cuando le preguntaban eso mismo a mi padre, él repondía, en broma, que era dudante. En lo que hace a mí mismo, no soy religioso. Tengo por ahí algún sarampión místico que repentinamente me inquieta."

Intérprete: Divididos



Obra: El arriero va - Rodolfo Campodónico

jueves, 21 de abril de 2011

Heinrich Heine





Versión de Victor Torres de "Am leuchtenden Sommermorgen" de Robert Schumann sobre un poema de Heinrich Heine.


En una luminosa mañana de verano
paseo por el jardín.

Las flores murmuran y hablan,
yo solo camino en silencio.

Las flores murmuran y hablan,
y me miran, compasivas:

No te enfades con nuestra hermana,
¡pálido y triste hombre!



Am leuchtenden Sommermorgen
Geh' ich im Garten herum.

Es flüstern und sprechen die Blumen,
Ich aber wandle stumm.

Es flüstern und sprechen die Blumen,
Und schaun mitleidig mich an:

Sei unsrer Schwester nicht böse,
Du trauriger, blasser Mann!



XX

Si supieran las flores
cuán triste y lacerado
está mi corazón, derramarían
de sus perfumes, en mi herida, el bálsamo.

Si supieran las aves
cuán triste y cuán enfermo
estoy, alegres cantos
dieran, por distraer mi pena, al viento.

Si las estrellas de oro
conocieran mi pena,
el cielo dejarían y a prestarme
consuelos de fulgores descendieran.

Pero ¡ay! que nadie puede
conocer mi quebranto;
ella sólo lo sabe,
Ella, que el corazón me ha destrozado.



LV

En noche fría y triste, paseaba
por el bosque sombrío mi tristeza,
y el árbol que a mi paso despertaba,
compasivo inclinaba la cabeza.



LVI

Yacen bajo la tierra los suicidas,
al final de la negra encrucijada,
y allí crece una humilde florecilla.

La flor azul del alma condenada.

Era la noche silenciosa y muda;
llegué a la encrucijada suspirando;
ante el fulgor de la amarilla luna
aquella flor azul miré oscilando.



Heinrich Heine
Poeta alemán nacido en Düsseldorf el 13 de diciembre de 1797.
Estudió la carrera de Derecho, luego se dedicó de lleno a la poesía, mostrando en su obra la gran influencia que ejerció en él Wilhem F. Hegel, gran filósofo alemán. De esa época es su famoso "Libro de canciones" .
En 1827 viajó a Inglaterra e Italia y finalmente se radicó en Paris en 1831.
Después de varios años de enfermedad, falleció en Paris 1856.

martes, 19 de abril de 2011

Elio Aprile




Cielo

Un rasguñón de oscuridades prematuras
una pincelada plomiza como la nada
una amenaza de andamios aéreos que se derrumban
una metáfora del infinito en clave de vacío
un resplandor de noche criminal
una sabana colgada de las cerrazones del olvido
una fiesta de piedras que bailan la algarabía de las penumbras
un paisaje mostrenco que flota como una cueva invertida
un alarido que anticipa la negrura victoriosa
el cielo se ha vuelto el reverso penumbroso del espanto
aunque una sutil belleza aflora entre sus pliegues apocalípticos
y siembra maravillas en mis ojos que no cesan de aplaudir
mientras la lluvia inminente se demora
embelesada por los negros borrones que flamean
como una promesa que adelanta desgracias terminales
va a llover
todo anuncia derroches de aguas estruendosas
el viento que se agita como una bestia en celo
los pájaros que huyen buscando cielos amigos
las gentes que se asombran del miedo a su propio asombro
va a llover
irremediablemente lloverá
como un designio fatal
todo es preludio de cataratas y derroches
pero mientras la lluvia dispone el ritual de sus ritos arcanos
mi hijo y yo
como dos adolescentes que contemplan el fin del mundo
nos deleitamos pensando palabras
palabras capaces de atrapar en un verso
tanta conmovedora desmesura.
parece que va a llover
pero en verdad
¿a quién puede importarle la lluvia
cuando todo el universo es este cielo acerado y terrible
que se estrella contra mi mirada
como una montaña que cae sobre una humilde casita?


Elio Aprile



Nació el 20 de marzo de 1949 y vive en Mar del Plata desde 1960. Poeta, ensayista, narrador y profesor de Filosofía en escuelas e institutos y en la Universidad de Mar del Plata, fue secretario de Educación y Cultura de la Municipalidad de General Pueyrredon.
Entre sus obras se encuentran; “Espejos rotos”, 1980, “Resonancias”, 1983, “Poesía sustantiva, Ficcionario”, 1989; “A la altura de la gente”, 1991; “La ciudad posible”, 1991; “El campo de la ética”, 1997; Ensayo en colaboración, “Urgencias y cenizas”, 1997; “Las causas,” 1999; “Poesía Quieta”, 2000; “Sonetos compartidos”, 2000, con Rafael Beláustegui; “Humano después de todo, el coraje de vivir”, 2004.
“La poética de las cosas sencillas” en 2009.

Obra: Final de la sesión (1886) - Jean-Léon Gérôme

domingo, 17 de abril de 2011

Pablo Queralt




11

Ahora que la luz pincha
los ojos del recuerdo
gastado y pesado

y la volvés a olvidar

historia que se hace incomprensible
hasta que la reconstruís

Arrojando uno, otro recuerdo
Cielo por cielo
Escalás subís
Hasta que lo encontrás
En el maldito traqueteo del tren
de todos los días
en la llaga y la belleza



39

Pasé al carcelero otro aire
gané la calle el avión el mar
al final nunca supe
que había en mis ojos
pero me saqué el televisor de la frente
y ahora estoy urgando

no me olvido la lámpara encendida en la esperanza



40

Cincelando una visión
en silencio después un ancho
tapa un 7 y entrás y salís
del campito de grosellas sobre la mente
sobre el tapete verde
hojas cayendo en un movimiento
seco donde descansa
el sentido



Pablo Queralt
De "Crack" Ediciones Eloísa Cartonera

sábado, 16 de abril de 2011

Jacinto Piedra




Te voy a contar un sueño


Llegan de noche gritos lejanos,
rompe a la luna, tiembla de miedo algún charco.
en salamanca llaman campanas,
los hombres quieren matarse empuñando un arma.

Ya no se ríen,
venden su leña,
ya no agradecen que el río les dé su arena,
sólo los niños, pan de la tierra,
juntan semillas pa’ hacer la nueva cosecha.

Pucha que fiero sueño he tenido,
nubes de humito a mi patio se han subido.
silva una pava, cantan rubialas
el monte ríe le da ojos a mi esperanza.

Tranquen las puertas
que afuera gritan
las aves grises queriendo llevarse un alma;
sobre los techos ya han hecho nido,
triste está el cielo, la paz del pueblo se ha ido.

Ángel del agua
dame tu espejo
donde la lluvia de magia prende su vuelo
en salamanca llaman campanas,
los hombres quieren matarse empuñando un arma.

Pucha que fiero sueño he tenido,
nubes de humito a mi patio se han subido.
silva una pava, cantan rubialas
el monte ríe le da ojos a mi esperanza.



Jacinto Piedra (Ricardo Manuel Gómez Oroná)
Nació en Santiago del Estero el 25 de septiembre de 1955.
En el 85 el “Chango” Farias Gómez lo convoca a formar parte del grupo M.P.A. (Músicos Populares Argentinos) junto a Verónica Condomí; Peteco Carabajal y el “Mono” Izaurralde. M.P.A. grabó 2 discos “Nadie mas que nadie” en el 85 y “Antes que cante el gallo” en el 87.
En la madrugada del 25 de Octubre de 1991 fallece en las cercanías de San Carlos (depto Banda).



Intérprete: GUAUCHOS

jueves, 14 de abril de 2011

Corina Moscovich



Mamá


Hay gestos que
      seguirán viviendo en los míos.

Arrugas asentadas tuyas
e incipientes mías,
      como líneas de mundos
      paralelos
      de rutas diversas.

Tu fuerza de huracán
      en un cuerpo de gota de lluvia.

Tus manos de calor tibio
      en las mías de tibio calor.

Comienzo a dimensionar
      lo inconcebible
      mientras mi vida se acelera

y la tuya,

va acurrucándose como en espera
      del arrorró que no llega.

Se cotizan los almuerzos
en la mesa de siempre;
      los azulejos amarillos
      son como un sol opaco
      que presiente
      un aire enrarecido.

No alcanza el agua
a calmar tu sed
      y la púa desafina
      a un Mozart encartonado.

Como pausar el tiempo
      cuando laten a ritmo dispar
      tus venas de las mías.

Miedo de acotar la leyenda.

Cosquilla ácida que
desde mis entrañas se burla
      y tira, tira, tira.


Corina Moscovich
Nació en Rosario, 1972.
Reside en Rosario, aunque ha vivido en Inglaterra y en Estados Unidos entre los años 2001 y 2003.
En el 2006 Ciudad Gótica edita su libro “Vía Remington” que contiene poesías en español y en inglés. Corina colabora en revistas literarias en Rosario y afuera: Sus poesías en inglés fueron publicadas en Inglaterra.

miércoles, 13 de abril de 2011

Gastón Bernstein



Payaso

Payaso sin fondo,
ahogado en un circo que te desviste,
la sombra de tu alma
está estampada contra las risas del deshonesto,
y la burla de los demagogos.
Serpiente entre las notas del piano de tu mente,
desliza su color y saborea tu sabia, tu desdicha.
Tu maquillaje olvidado,
retrata fugaz,
el cielo en que naciste,
y prostituiste tu belleza, tus manos, y tus ojos,
entregando tus errores al olvido,
para que nadie te recuerde.
Risa puntiaguda, desgarra tus ropas
y lastima el cuerpo hambriento
de un payaso de este siglo.
Bufón urbano,
te vas, dejando atrás
tu inútil recuerdo,
tu sangre en pequeños charcos,
tus notas olvidadas,
que suenan despacito
entre los callejones de este matadero.



Gastón Bernstein



Quilmes (1993)
Realizó talleres literarios infantiles y juveniles en la "Biblioteca Mariano Moreno de Bernal".
Primer premio concurso Intercolegial Nacional, Homenaje a Julio Cortázar (2006)

lunes, 11 de abril de 2011

Raúl González Tuñón




Eche veinte centavos en la ranura

A pesar de la sala sucia y oscura
de gentes, y de lámparas luminosas,
si quiere ver la vida color de rosa
eche veinte centavos en la ranura.
Y no ponga los ojos en esa hermosa
que frunce de promesas la boca impura.
Eche veinte centavos en la ranura
si quiere ver la vida color de rosa.
El dolor mata, amigo, la vida es dura,
y ya que usted no tiene ni hogar ni esposa
eche veinte centavos en la ranura
si quiere ver la vida color de rosa.

Cien lucecitas. Maravilla
de reflejos funambulescos.
¡Aquí hay mujer y manzanilla!
Aquí hay olvido, aquí hay refresco.
Pero sobre todo mujeres
para los hombres de los puertos
que prenden como alfileres
sus ojos en los ojos muertos.
No debe tener esqueleto
el enano de Sarrasani
que bien parece un amuleto
de la joyería Escasany.
Salta la cuerda, sáltala,
ojos de rata, cara de clown
y el trala-trala-trálala,
rima en tu viejo corazón.

Estampas, luces, musiquillas,
misterios de los reservados
donde entrarán a hurtadillas
los marinos alucinados.

Y fiesta, fiesta casi idiota
y tragicómica y grotesca.
Pero otra esperanza remota
de vida miliunanochesca.
¡Qué lindo es ir a ver
la mujer,
la mujer más gorda del mundo!
Entrar con un miedo profundo
pensando en la giganta de Baudelaire...

Nos engañaremos, no hay duda,
si desnuda nunca muy desnuda,
si barbuda nunca muy barbuda
será la mujer.
Pero ese momento de miedo profundo...
¡Qué lindo es ir a ver
la mujer,
la mujer más gorda del mundo!

Y no se inmute, amigo, la vida es dura,
con la filosofía poco se goza.
Eche veinte centavos en la ranura
si quiere ver la vida color de rosa.




Raúl González Tuñón
Milonga 1928
Nació en Buenos Aires el 29 de marzo de 1905

Música: Juan "Tata" Cedrón

sábado, 9 de abril de 2011

Susana Szwarc



Declive

Por el ojo de la cerradura vemos
cómo de la palangana en el suelo: tiene agua. Ahora
no se ve. Hasta que levanta la mano
blanca, la misma con que la prisionera (jovencita
en Siberia) llevaba maderos hacia el barco.

¿Y las niñas? en la escuela
atrás de la vía.

Tiene un gillete y el ojo apoyado en la cerradura mira
su negra axila de abeja-madre. Arrasa. Algo se corre.
En el encuadre, un ojo mira al otro.
Si me estiro veo
la palangana (llena) de estrellas y abedules
también blancos: habría nevado.
(El hermano, sobre la nieve, corre
a la muchachita y ahora los ojos ya no ven.)

Atrás de la vía:
campanas.

Va a salir. Hay que correrse. Abre la puerta y desparrama
el agua (turbia) al gallinero. Nubes la alejan, hacen pasillos
hasta que tiende más ropa en puntas de pie. Los brazos en
alto. Abrocha.


¿Cómo hallar ahí dónde posarse?



Susana Szwarc
Argentina

De: “Poesía y poetizar”
Antología –
Ed. Ultimo Sábado /Imago Mundi - 2010

Nació en Quitilipi, Chaco. Publicó en poesía: “En lo separado” (Ultimo Reino, 1988); “Bailen las estepas” (De la Flor, 1999); “Bárbara dice” (Alción Editora, 2004). Ha escrito también teatro y literatura infantil. Recibió numerosos premios: 1º Premio Nacional (iniciación) de Poesía por la Secretaría Cultura Nación, Premio único de poesía por Municipalidad de Buenos Aires, el Premio Antorchas a la creación artística y el Premio Concurso Internacional de Cuentos Julio Cortázar. Fue traducida al alemán, inglés, chino mandarín y catalán. Coordina talleres literarios

jueves, 7 de abril de 2011

Maritza Kusanovic Vargas



la ruta del nombre (2007)

Porque sólo el óvulo supo imaginar el mundo
Primero fui un tinte
El pastiche en la masa
Los padres bruñían y bruñían
hasta envolver los huesos
Ya está dijeron-dijo la placenta
ya está Porque los ovarios también
discuten la cosa La cosa fui yo
antes de mi boca La roja
que esconde el cuerpo
Antes de que mi boca dijera
este cuerpo es mío Y el cuerpo
la ocultara entre sus piernas

Lo cierto es que
nunca cultivé la boca
Alguna vez ella miró
desde la profunda
Miró llover y cerró los ojos
para no ver como la lluvia borra
lo que toca

Es dura la boca La boca no sueña
Tiene pesadillas El fuego no la
deja dormir-dice que la hoguera
Da testimonio y firma Dice
que siempre hay leña
Dice que siempre la queman

La boca también abrasa Tiene
un calor que marca y llama Tiene
una línea Y hay cenizas que escuchan
Y acuden Hay cenizas que pisan el hilo
en el lado más delgado de sus labios




Maritza Kusanovic Vargas



Nació en Punta Arenas en 1965. Desde hace 37 años reside en Río Gallegos, Santa Cruz. Publicó Erotema en 1995. Su poesía fue incluida en la antología "Poesía Insurgente de Magallanes" realizada por Pavel Oyarzún y Juan Magal. Formó parte del movimiento "Canto Fundamento". Editó "Hullablanca" en El surí porfiado ediciones en 2008.

Obra: Cafeterías - ERNEST DESCALS

martes, 5 de abril de 2011

Leopoldo Castilla




XLVII

Uno engendra su buitre: el olvido

Alguien no recordará a una mujer.
otro un país, a dios
o su destino.
En un lugar
entre los gestos perdidos, las historias rotas,
vagan las tardes inconclusas,
flotan ausentes los objetos,
enfriadas las ciudades
y tú y yo, desconocidos.

El caos como el hombre
no está hecho de sí mismo.

Cuando no quede nada
la creación se cumplirá vacía
acumulando
un intenso olor humano.
          Un olor carnívoro.



Leopoldo "Teuco" Castilla



De "Manada" Ediciones El Mono Armado

Nació en Salta en 1947. En 1976 se exilió por razones políticas.
Actualmente vive en Argentina. Publicó numerosos libros de poesía y narrativa.

domingo, 3 de abril de 2011

Enrique Cadícamo




Al mundo le falta un tornillo

Todo el mundo está en la estufa,
Triste, amargao y sin garufa,
neurasténico y cortao...
Se acabaron los robustos,
si hasta yo, que daba gusto,
¡cuatro kilos he bajao!
Hoy no hay guita ni de asalto
y el puchero está tan alto
que hay que usar el trampolín.
Si habrá crisis, bronca y hambre,
que el que compra diez de fiambre
hoy se morfa hasta el piolín.

Hoy se vive de prepo
y se duerme apurao.
Y la chiva hasta a Cristo
se la han afeitao...
Hoy se lleva a empeñar
al amigo más fiel,
nadie invita a morfar...
todo el mundo en el riel.
Al mundo le falta un tornillo
que venga un mecánico...
¿Pa' qué, che viejo?
Pa' ver si lo puede arreglar.

¿Qué sucede?... ¡mama mía!
Se cayó la estantería
o San Pedro abrió el portón.
La creación anda a las piñas
y de pura arrebatiña
apoliya sin colchón.
El ladrón es hoy decente
a la fuerza se ha hecho gente,
va no encuentra a quién robar.
Y el honrao se ha vuelto chorro
porque en su fiebre de ahorro
él se “afana” por guardar.
Al mundo le falta un tornillo,
que venga un mecánico.
pa' ver si lo puede arreglar.




Enrique Cadícamo



Nació en Lujan - Buenos Aires (1900 - 1999)
Poeta y escritor, fue criado en el barrio porteño de Floresta, su nombre completo era Enrique Domingo Cadícamo y utilizó también los seudónimos Rosendo Luna y Yino Luzzi.
Escribió numerosas letras de tango.

Intérprete: Julio Sosa
Música: José María Aguilar

viernes, 1 de abril de 2011

Jorge Arbeleche




Canto

No nombraré aquí a la desdichada
la que no atiende teléfono ni timbre
la que nunca escucha, la vieja
la sorda la ciega la pelada
la que tiene la cara de palo
(así la viera Circe Maia un día)
la desdentada la sin labio
ni paladar ni lengua ni garganta
la muda
“la indefinible
la que no es presencia ni paisaje
muralla del misterio” dijo Juana Fernández
de Ibarbourou en letras de PERDIDA
(y pocos o muy pocos la leyeron)
la imposible
la que no es o es
la mariposa negra que a Marosa di Giorgio
la mirara o tal vez era Dios el que veía
porque era difícil y era fácil el ojo de Marosa
miraba las cosas desde atrás y de costado
desde arriba y desde abajo las miraba
como nosotros miramos las noches y los días
como si fueran un agujero como un agujero
que hace en la ropa la polilla
como el agujero que hace en la ropa la polilla
y cada vez se agranda un poco más y a veces
también se mete el dedo sin saber ni cómo ni por qué
pero metemos y el agujero se agranda cada vez
nunca se zurce ni se tapa ni se cubre
porque huérfanos somos todos un momento
a veces huérfanos del aire o del suelo que pisamos
perdimos también la música del fuego y el agua perderemos
no quiero no por eso aquí nombrarla
–cantar quisiera pero el canto escapa–
dejar en testamento un verbo a conjugar




Contracanto

Adelante
Señora de la Ausencia
y la dueña del Vacío,
la Oscura
la que no se nombra
la Descalabrada,
no te quedes allí
en el umbral
de toda la Aventura.
Estás en el vestíbulo
del arduo jardín que se avizora
de pie
en la antesala
del último edén con que se sueña.
Tan triste siempre
como un mar sin agua
como aguja de Sombra
o flecha de silencio
Clavada en la vena de luz de las palabras,
allí, en la bruma entreverada, atisbando
detrás de la muralla de los hielos.
Eterna enemiga del amanecer.
Recoge
tu huella de la arena
dale forma de pie y sóplale
el aire del camino y de la marcha.
Atraviesa
los círculos del fuego
asómate
de lleno a los calderos
donde se cuecen las células del oro
y al jugo del durazno empapa
la entrepierna sangrante del verano.
Escucha.
Es el ruido del mar.
Es su mirada.
Porque el ojo del mar
no tiene
párpado pupila ni pestaña.
La mirada del mar nunca termina.
Tú y yo. Los dos. Únicos.
Amigos y enemigos. habitantes
somos de este espacio, uno
adentro, otro afuera
de todos los espejos.
Los cuatro ángulos rectos de la Cruz
nos delimitan el perímetro. Cada uno
ocupa la mitad exacta de su círculo.
Porque sombra y claridad allí se entienden
en un feliz acuerdo de balanza.
Y está bien.
Lo de arriba no baja.
Lo de abajo no sube.
Es rígida y precisa la frontera.
Respetamos el pacto. Y convivimos.
Intacta está la hoja de ruta ya trazada
en este desierto donde el viento borra
todo lo escrito sobre el médano.
Apenas se derrumba vuelve la duna
a contornear su esfera
y escribimos nuestra cifra allí, aunque
se borre.
Las sílabas del Aire
Se agrupan crecen y se expanden.
En lo alto del álamo perfecto
Vuelve a brillar
El blanco sonido de la Misericordia.


Jorge Arbeleche
Premio Nacional de Literatura (1999)
Nació en Montevideo, Uruguay, en 1943. Se tituló de profesor de literatura, y en sus primeros años de autor dedicó una parte de su vida académica al estudio y recuperación de la obra e imagen de Juana de Ibarbourou. La huella de esta poeta coexiste en el segundo libro de Arbeleche, Los instantes (1970), que ella introduce, enunciando entre otras encomiásticas expresiones: “...yo gusto mucho de su poesía, moderna, profunda, lírica, filosófica, total”.
En 1993, Arbeleche publica Ágape, una antología que, conmemorando 25 años de una incesante tarea poética, restituye escritos de los ocho libros editados hasta ese momento.
Es miembro de número de la Academia Nacional de Letras del Uruguay.

Sangre de la luz (1968)
Los instantes (1970)
Las Vísperas (1974)
Los ángeles oscuros (1976)
Alta noche (1979)
La casa de la piedra negra (1983)
El aire sosegado (1989)
Ejercicio de Amar (1991)
Ágape (1993)
Alfa y Omega (1996).
El guerrero (2005)

Poesía del Mondongo

A todos, gracias por compartir este espacio

Email: fernando1954@gmail.com