sábado, 12 de julio de 2014

Orlando Solabarrieta





La canchera


Cumplió cuarenta señores
y esta un kilo todavía,
aún guarda la lozanía
de sus primeros albores.
La mesa llena de flores
daba un sello de esplendor,
a la fiesta que en su honor
un viejito le ofrecía,
que a más de su simpatía,
era un cheque al portador.

Una luz pa' cachar giles,
pinta fina, alma orillera,
se diplomó de canchera
justo a los dieciocho abriles.
Tira los mangos de a miles,
fuma y le gusta escabiar,
empilcha que ni que hablar,
come en la mejor cantina,
cuando llega la matina,
recién se va a apolillar.

No hay lugar transnochador
que no conozca esta leona,
desde un bar tipo Martona
hasta el cabaret más flor.
Aerolíneas, tren, vapor,
Mar del Plata, Miramar,
casino, pronto fichar,
la vivió bien de primera,
el diploma de canchera
lo supo hacer respetar.

Bien sabe que a su hermosura
ya le queda poco paño
también sabe que los años
se morfan cualquier pintura.
Pero ya cuando Natura
le empiece a dar con rigor,
tendrá un piso, un auto flor,
el viejito, la chequera,
y más guita en la cartera,
que el Banco de Nueva York.



Letra: Orlando Solabarrieta
Música: Alberto Hilarion Acuña
Intérprete: Edmundo Rivero


Obra: Mujer Verde - Mónica Sabbatiello

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Poesía del Mondongo

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