viernes, 30 de octubre de 2015

Eduardo Mileo




Paisaje de lluvia con música de chapas


Llueve.
El cielo es un techo de chapas.
Abrigado bajo
la solidaridad de un árbol
conversa en malos términos con Dios.
Una hilera de gotas
resbala por su nuca. Los
clasificados no sirven
ni de paraguas.

¿Pero quién sirve a quién cuando nada
sirve en este mundo?

Ni siquiera un perro es
una máquina de lamer.

Los árboles no sirven
de abrigo mucho tiempo.
Por su nuca resbala la humedad tenaz.
Ya es chapa. Hierro viejo
vendido por su peso.
Bajo las viejas
marquesinas se agolpa
la muchedumbre
que mira caer el agua
con ojos de vaca.



Paisaje del cola de perro


Un manto de ceniza oculta el sol.
Como un reguero de silencio
camina
la gente por la calle anonadada.
Nadie está ahí
pero se siente
en la neblina palpitar la ausencia.
Tibio,
como de haber llorado,
el sin trabajo cruza de vereda.
“Esto es ahora y para siempre”
—piensa,
y al llegar respira
como saliendo de un río—.
El manto de ceniza se dispersa
cuando se lleva
la mano a la frente.
“Va a estar bravo”
—dice al aire,
y se para el último
de la cola—.



Paisaje con silbo vulnerado


No duele.
Ya no queda dolor.
Sentado en un banco
se rasca la cabeza
para saber qué hacer.
Ahora camina.
De las alturas
cae el agua de las plantas.


Implora porque cae.
Pero no dice
no reza una plegaria.

Camina con los piojos
camina con las manos
con las ojeras. Tiembla
para poner calor en algún lado.


Silba.
El aliento empaña
sus fotos familiares.
Hace frío pero siente
transpirar la palma de las manos.



Eduardo Mileo
De "Poemas del sin trabajo"  [EPUB]  -  Ediciones en Danza (2007)



Nació en Buenos Aires, 1953.



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Poesía del Mondongo

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