jueves, 27 de octubre de 2016

Elba Fábregat





Vengan en fila
como soldados o como hembras que se alquilan
para entender la lengua colgada de la vida.
Tracen la divisoria
entre el bajo vientre y las pupilas. No soporten el tórax
si hay dos piernas que nadan bastante bien
como las del caballo paralítico de sus traseras.
El señor de enfrente orina por la boca
y se mira en el espejo de su excremento.
Hagan como el señor de enfrente
que anda desnudo
para que no le vean la cara podrida.
No coman;
todo lo que traguen está destinado al huerto
y crecen agrias las hortalizas.
Pero de dónde han salido.
Parecen discípulos en una sala con profesores
sin estanque y sin dinamita.
Vengan en fila
como las imbéciles locas
que suben al cuerpo de los hombres
para pedirles una pluma de gallo y un diario del día.
Escuchen el aparecer de la noche
que avanza en el rebozo de la pedigüeña.
Se quedaron las puertas sin un solo mojado de perro.
No hay un camino que conduzca al río.
Todo será como el último día.
Quién sabrá algo de la vida.
El que se ahorcó, el otro que hizo lo mismo
y yo que me ahorqué para ver cómo era.
Fue la primera vez que me hizo digestión la comida.
Entonces resucité;
me devolvieron quemada.
Me quemaron los otros
para ver cómo era quemar la vida.
Vengan en fila.
Prepárense.
Sin ojos es mejor.




Elba Fábregat
Argentina (1928 – 1984)

De: Piedra demente
Ed. Libros de la Tierra Firme – 1987

viernes, 21 de octubre de 2016

Edgar Bayley




EL POETA POLÍTICO


El poeta era también político. Se interesaba por los problemas pequeños y grandes de las gentes y era capaz de encontrar y aplicar soluciones. Su generosidad era eficiente. Podía sostener una empresa. Podía dominar los pequeños detalles. Podía enunciar, exponer. Su elocuencia había superado la impostura, y entre las gentes sencillas y buenas el poeta político había logrado ser uno más. pero, si el poeta, más allá de la palabra, atendía a las cosas del mundo, sintiéndose simplemente vivir también sentía la urgencia de la palabra misma. También experimentaba la necesidad de demorarse, de interrumpir la fluencia entre el mundo y él. Entonces el poeta empezaba a hablar para sí mismo en un intento de hablar mejor, más hondo, a todos los hombres. Y perdía su voz y rompía su instrumento. Así era, así será siempre.



MILAGROS DE LA POBREZA


Mi amigo Isaías necesitaba un empleo. Entonces publicó un aviso: Joven decidido, entusiasta, aptitudes. Teléfono... Nadie podía así precisar si se trataba de una solicitud o de una oferta de empleo. Y llovieron los pedidos: casos realmente conmovedores. Postergaciones inexplicables. Jóvenes aptos, llenos de posibilidades, que por un motivo u otro habían sido olvidados. El no podía ciertamente ofrecerles el empleo que necesitaban, pero al menos, podía responder sus cartas, calmar algunas de sus inquietudes, darles algunas esperanzas. Y en eso pasó Isaías todo el tiempo de su juventud que hubiese debido destinar a labrarse una situación.




Edgar Bayley
De "Obra poética" - Corregidor (Primera edición 1976)



(1919-1990) Argentino. Poeta


Obra: Pablo Picasso (extraído de Internet)

miércoles, 12 de octubre de 2016

Shigueharu Nakano




Adiós de la madrugada


Hemos de trabajar
hemos de discutir nuestros asuntos.
Siempre que nos reunimos
nos asaltan los gendarmes
y nos golpean la nariz
nos golpean los ojos.
Por eso nos cambiamos a este segundo piso
con salida a callejones y atajos de refugio.

Aquí duermen seis adolescentes.
En la planta baja, un matrimonio y un niño de pecho.
No conozco a estos adolescentes
sólo sé que son mis camaradas.
No conozco el nombre del matrimonio
sólo sé que nos han prestado su segundo piso
con buena voluntad.

Pronto amanecerá
nos mudaremos otra vez
cargaremos el maletín
discutiremos minuciosamente
realizaremos bien nuestro trabajo
mañana por la noche dormiremos en otro colchón
    prestado.

Ya empieza a amanecer
este cuarto de seis metros cuadrados
pañales colgados del cordón eléctrico
el foco tiznado y desnudo
los juguetes de celuloide
los colchones prestados
las pulguitas.

De todo esto me despido
hay que continuar el trabajo
para hacer florecer
nuestras flores:
la flor del matrimonio
la flor del niño de pecho
para que florezcan estas flores

de pronto, plenamente.




Canto


Tú no cantes
no cantes a las flores de cerezo
ni a las alas de las libélulas
no cantes al murmullo del aire
ni al aroma del cabello de las mujeres.

Niégate
todas las cosas débiles
todas las cosas frágiles
todas las cosas melancólicas.

Rechaza
todas las cosas sentimentales
y canta con franqueza
lo que piensas
lo que llena nuestro estómago.

Canta las cosas que penetran al corazón
canta un canto que aúlle cuando lo destrocen
un canto que brote desde el fondo del agravio.
Estos cantos
cántalos valerosamente con una melodía severa.

Estos cantos
clávalos con martillo en el corazón de la gente.




Shigueharu Nakano 
De: "Antología de la poesía moderna del Japón" (1868-1945)
Universidad Nacional Autónoma de México - México 2010
Traducción: Atsuko Tanabe

Fukui, Japón. (1902-1979)
De origen campesino. Ingresó en 1924 en la facultad de letras alemanas de la Universidad de Tokio.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Nicanor Parra




Habla el ministro del ramo


No nos hacemos eco
de comentarios malintencionados:
hasta un niño de pecho sabe
que la lombriz solitaria de la extrema pobreza
viene de gobiernos anteriores

Reconocemos que el índice de desocupación
es algo + alto de lo deseable
pero nos hacemos un deber en recordar
que La Moneda no es una agencia de empleos

Camas no faltan en los hospitales
lo que sucede es que sobran enfermos...
hay un número exagerado de enfermos en este país
la verdad de los hechos
es que debido al alto nivel de excelencia
de nuestros servicios hospitalarios
los enfermos no mueren oportunamente

Siguen vivos
                    aunque en precarias condiciones
ocasionando múltiples problemas



Nicanor Parra
Chile – 1914



En: Parranda larga - Antología poética - Ed. Alfaguara - 2010

Obra de Pawel Kuczynski  (Polonia – 1976)

Poesía del Mondongo

A todos, gracias por compartir este espacio

Email: fernando1954@gmail.com